Son tus brazos amor mío, la quietud de mi entorno, en ellos encuentro ternura y abrigo, que cubren la ráfaga del viento.
Me sintonizo a cada momento, que no hay mejor regalo que llegar a casa después de una larga jornada y en lo único que pienso es sentirlos de nuevo.
Me has acostumbrado tanto a ellos que dormida o despierta los quiero.
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